Desde hace un tiempo los medios de opinión se esfuerzan en deslegitimar cualquier intento de oponerse por razones científicas y sociales a la ideología del matrimonio y adopción por homosexuales y lo que representa. Los defensores de estas posturas han tratado de difamar a los que defendemos el derecho de los niños a la mejor familia posible y el derecho de la sociedad en proponer el matrimonio como unión de un hombre y una mujer diciendo que imponemos nuestras creencias religiosas a los demás y que impedimos el reconocimiento de derechos civiles para todos.
Acontinuación te comparto algunas razones y argumentos por los cuales me opongo al llamado "Matrimonio Igualitario".
Te invito a que lo leas y reflexiones como una persona racional, pensante y espiritual que considero que eres.
-Los homosexuales pueden casarse igual que cualquier otro, con los
mismos derechos y obligaciones que los heterosexuales. Es decir, sólo con otra
persona y sólo del sexo opuesto y que tenga cierta edad y dé su consentimiento.
Que un homosexual se queje de discriminación porque no le dejan casarse con
alguien del mismo sexo es como si un polígamo se queja de discriminación porque
no le dejan casarse con varias mujeres, o un pederasta con un niño, o un
secuestrador con su secuestrada (en muchos países aún se practica el secuestro
de mujeres para casarse). No hay discriminación con ninguno: la ley es igual
para todos y la sociedad tiene un modelo de matrimonio que ha demostrado su
eficacia durante siglos.
-Casar personas del mismo sexo es un experimento social que nunca
antes se ha intentado. Ninguna civilización ha practicado jamás el matrimonio
homosexual. Incluso sociedades que permitían la homosexualidad y hasta la
fomentaban en ciertas edades y clases sociales, como los griegos antiguos, entendían
claramente el matrimonio como la unión estable entre un hombre y una mujer
abiertos a tener hijos. Una cosa eran las prácticas sexuales de los ciudadanos
y otra muy distinta la familia y la generación/educación de hijos. La
homosexualidad ha adoptado muchas formas en distintas sociedades, pero nunca se
le ha relacionado con el matrimonio. Experimentar con la sociedad es
irresponsable y peligroso.
-El matrimonio es un status especial que la sociedad reconoce a la unión
comprometida entre un hombre y una mujer por una razón: porque su relación
corporal es la única capaz de generar nuevos miembros de la especie humana y
porque su relación interpersonal es la idónea para criarlos, protegerlos y
educarlos. Este servicio es tan importante y benéfico para la sociedad que
merece protección legal. Por el contrario, ningún acto corporal entre
homosexuales puede generar nuevos seres humanos, y tampoco dos personas del
mismo sexo son idóneos para la cría y educación de los niños, que carecerían de
referente paterno/masculino (si son dos lesbianas) o materno/femenino (si son
dos homosexuales). Son los homosexuales los que deben cargar con el peso de la
prueba y demostrar que pueden cumplir las mismas funciones que el matrimonio.
-Dos ancianas que viven juntas, tres hermanos en una casa, cuatro
amigos que comparten piso desde hace seis años... Tienen una relación con
afectividad, compromiso y convivencia, igual que puedan tener dos homosexuales.
Sin embargo, se ven privadas de las ventajas legales del matrimonio gay porque
no practican sexo entre ellos. El matrimonio gay en realidad premia a los
practicantes de cierto tipo de sexo, privilegiándoles sobre otras convivencias
afectivas y estables. Es evidente la diferencia con el matrimonio verdadero,
que premia la complementariedad hombre-mujer estable y abierta a la generación
y crianza de los hijos.
El origen etimológico de la palabra matrimonio como
denominación de la institución bajo ese nombre es claro. Se suele derivar de
la expresión "matris munium" proveniente de dos palabras del
latín: la primera "matris", que significa "madre" y,
la segunda, "munium", "gravamen o cuidado", viniendo
a significar "cuidado de la madre", en tanto se consideraba que la
madre era la que contribuía más a la formación y crianza de los hijos.
Cinco argumentos más para decir NO al matrimonio homosexual.
-Legalizar el matrimonio gay
debilita la fortaleza del matrimonio natural, igual que la moneda falsa
debilita la moneda verdadera.
Muchas personas piensan que no les afecta en nada que los homosexuales
se casen. Es lo mismo que pensar: “no me afecta en nada que haya gente que haga
circular falsos billetes de 500 pesos, yo soy honrado y no los usaría, de hecho
casi nunca veo billetes de 500 pesos”. Sin embargo, es evidente que la
circulación de moneda falsa nos afecta a todos, porque se pierde confianza en
esa moneda, la gente la usa con resistencia, prefiere usar otras monedas
(dólares, por ejemplo) o no comerciar o no aceptar ciertos billetes y al final
la economía de todos se resiente porque todo es más costoso. Lo mismo pasa
cuando se hace circular un matrimonio falso como si fuese matrimonio real.
En los países nórdicos, donde el matrimonio entre homosexuales hace
años que existe, la mitad de los niños nacen fuera del matrimonio. Al aprobar
el matrimonio homosexual se da el mensaje a la sociedad de que en realidad
casarse no significa nada (mensaje reforzado en cualquier país donde exista el
divorcio). Como consecuencia la gente no se casa y su compromiso (de pareja y a
menudo social) es débil. Igual que la moneda falsa crea desconfianza en el
sistema económico, el matrimonio falso crea desconfianza en el compromiso
inter-personal y social. Una sociedad basada en la desconfianza, la
desvinculación y la falta de compromiso nunca funcionará tan bien como una
basada en familias fuertes, comprometidas de por vida por el bienestar de los
cónyuges, hijos y parientes.
-En realidad, pocos
homosexuales se casan; el objetivo del movimiento gay es destruir el matrimonio
heterosexual.
Lo han reconocido muchas veces los líderes homosexuales en España
y en el resto del mundo. En realidad muy pocos de ellos quieren “casarse”. Pero
el movimiento del homosexualismo político se vuelca en la exigencia del
matrimonio para cambiar la sociedad y eliminar una institución (el matrimonio
monógamo y de por vida) en la que no creen.
“Luchar por el matrimonio del mismo sexo y sus beneficios y
entonces, una vez garantizado, redefinir la institución del matrimonio
completamente, pedir el derecho de casarse no como una forma de adherirse a los
códigos morales de la sociedad sino de desbancar un mito y alterar radicalmente
una institución arcaica. [...] La acción más subversiva que pueden emprender
los gays y lesbianas [...] es transformar por completo la noción de
familia” [Michael Signorile, activista
homosexual y escritor, citado en Crisis Magazine, 8 de enero de 2004]
El activismo homosexual no quiere formar “familias como las demás”.
Más bien, quiere llegar a que todas las familias sean como las suyas, para lo
cual la clave es desmontar conceptos arcaicos y caducos como fidelidad,
monogamia, compromiso, fecundidad, paternidad/maternidad, etc...
-Legalizar el matrimonio
homosexual significa legalizar la entrega de niños a homosexuales
Hay gente que dice “yo veo bien que los gays se casen pero no que
adopten niños”. Es un error pensar que se va a legalizar el matrimonio sin la adopción:
si se legaliza el matrimonio incluirá siempre la adopción. Quien apoye una cosa
estará apoyando, quiera o no, la otra. Aunque algunas lesbianas tienen hijos de
anteriores relaciones o los han buscado (mediante inseminación artificial o con
la cooperación de un hombre) la adopción se plantea para que los homosexuales
que, obviamente, no tienen niños, accedan a la educación de niños que,
obviamente, eran de parejas heterosexuales.
La adopción de homosexuales tiene diversas desventajas para la
sociedad que la permita, empezando por que la escasez de niños hace que se
traigan de China, Rusia y otros países... que no van a dar niños a países donde
los homosexuales adopten. Así, el deseo de una minoría ínfima va a dificultar a
miles de matrimonios que quieren adoptar. Pero el punto clave es que un niño
tiene derecho a un padre y una madre, derecho quebrantado si se le entrega a
dos hombres o a dos mujeres.
-Legalizar el matrimonio
homosexual significa poner toda la maquinaria educativa y mediática del Estado
al servicio del homosexualismo político.
Si el matrimonio gay es legal, se enseñará en las escuelas. Los
libros de texto de los niños explicarán la doctrina que las asociaciones
homosexualistas hayan indicado: que la homosexualidad es normal, que es bueno
tener dos papás y dos mamás, que los niños deben experimentar con su sexualidad
para descubrir qué sexo les atrae más y que las personas que se oponen a la
homosexualidad (como los papás de los niños cristianos) son intolerantes. Por
supuesto, cada serie de televisión tendrá su pareja de homosexuales o lesbianas
con niños, conviviendo felices para ejemplo y edificación de tantos matrimonios
con problemas. De hecho, hay en España centros de scouts y de ocio infantil que
activamente difunden ya esta ideología.
-Legalizar el matrimonio
homosexual implicará a medio plazo multas y penas de cárcel para quien critique
la actividad homosexual.
En Suecia, donde hay uniones gay desde 1995 con adopción de niños
desde 2002, se decretó pena de cárcel para un pastor pentecostal que
básicamente se limitaba a predicar las palabras de San Pablo sobre la
homosexualidad. Otro país donde criticar la homosexualidad ha significado
multas y juicios es Canadá. El grado de
respetabilidad de la relación gay (no ya de la persona, que obviamente es
merecedora de respeto simplemente por ser persona) será extremo y su crítica indigna.
La libertad de expresión se verá recortada y probablemente también la libertad
religiosa.
Mucho antes de que los gobiernos decidieran promulgar leyes que
regularan el matrimonio, nuestro Creador ya las había establecido.
Dice el
primer libro de la Biblia: “
El hombre dejará a su padre y a su madre, y tiene que adherirse a su esposa, y tienen que llegar a ser una sola carne” (Génesis 2:24). El Diccionario expositivo de palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento exhaustivo, de W. E. Vine, dice que la palabra hebrea traducida como “
esposa” en este pasaje “
señala a cualquier persona del sexo femenino”. Más tarde, Jesús confirmó que los cónyuges tienen que ser “
varón y fémina” (Mateo 19:4).
Por consiguiente, Dios estipuló que el matrimonio fuese una
unión íntima de carácter permanente entre hombre y mujer. Ambos seres están
diseñados para complementarse a fin de tener hijos y satisfacer mutuamente sus
necesidades y deseos de orden espiritual, emocional y sexual.
El romance y el don de la sexualidad son bendecidos por Dios cuando
se ejercen dentro de los vínculos del matrimonio (hombre y mujer). Está en la
Biblia, Proverbios 5:18-19, "Sea bendito tu manantial, y alégrate con la
mujer de tu juventud, como cierva amada y graciosa gacela. Sus caricias te
satisfagan en todo tiempo, y en su amor recréate siempre".
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