jueves, 20 de mayo de 2010

MARIONETA DE TRAPO

Lo dice una marioneta de trapo:


Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo, y me regalara un trozo de vida, posiblemente no diría todo lo que pienso, pero, en definitiva pensaría todo lo que digo.


Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan.

Dormiría poco y soñaría mas, entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos, perdemos sesenta segundos de luz.


Andaría cuando los demás se detienen, despertaría cuando los demás duermen, escucharía mientras los demás hablan, y ¡cómo disfrutaría de un buen helado de chocolate...!


Si Dios me obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol,

Dios mío, si yo tuviera un corazón.... escribiría mi odio sobre el hielo, y esperaría a que saliera el sol.


Pintaría con un sueño de Van Gogh sobre las estrellas un poema de Benedetti, y una canción de Juan Luis Guerra sería la serenata que le ofrecería a la luna.

Regaría con mis lágrimas las rosas, para sentir el dolor de sus espinas, y el encarnado beso de sus pétalos...


Dios mío, si yo tuviera un trozo de vida... no dejaría pasar un solo día sin decirle a la gente que quiero, que la quiero.

viviría enamorado del amor.


A los hombres les probaría cuan equivocados están al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse.


A un niño le daría alas, pero dejaría que él solo aprendiese a volar.

A los viejos, a mis viejos, les enseñaría que la muerte no llega con la vejez sino con el olvido.

Tantas cosas he aprendido de ustedes los hombres.....

He aprendido que todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña, sin saber que la verdadera felicidad esta en la forma de subir la pendiente.


He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño por vez primera el dedo de su padre, lo tiene atrapado para siempre.


He aprendido que un hombre únicamente tiene derecho de mirar a otro hombre hacia abajo, cuando ha de ayudarlo a levantarse.

Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes, pero finalmente de mucho no habrán de servir porque cuando me guarden dentro de esta maleta, infelizmente me estaré muriendo...."

poema de Johnny Welch
adaptado para presentarlo
en mi congregación
con mi perro "Chobby"

jueves, 13 de mayo de 2010

MIS PINTURAS

En una ocasión fui a visitar a mi papá a su casa, y al sentarme en la su sala miré unos de esos cuadros “trípticos” que están de moda. Era una escena en tres bastidores del quijote, que tenía como fondo un paisaje y la figura del caballero estaba hecha con chorros de chapopote que en conjunto daba la impresión de ser una sola pintura dividida en tres. Al verlo me gustó mucho el estilo en el cual estaba hecho y le pregunté a mi papá que cuanto le había costado, me dijo que alrededor de unos mil o mil quinientos pesos.


¡guau! … pensé, les costó algo carito para mi gusto. Y seguí pensando: “mmm… un trabajo así yo podría hacerlo, que chiste tiene hacer ese tipo de pintura” y me tomé la tarea de empezar a trabajar en ellos.

Para empezar, le dije a un hermano de la iglesia que sabe de carpintería si me podría armar los tres bastidores que necesitaba y me dijo que si, que con mucho gusto me los hacía.


Al ya tenerlos en mi casa me dirigí a un almacén donde venden telas de todo tipo para comprar manta y así poder ponérselos a los bastidores. Una vez que compré la manta, me dijo mi esposa que tenia que lavarla bien, ya que ese tipo de tela tiene la peculiaridad de encogerse, y si intentaba trabajar en ella sin haberla lavado, podría suceder algo raro en la pintura. ¡Pues a lavarla se ha dicho!


El siguiente paso era cortar la tela (no sin antes plancharla porque se arrugó una barbaridad) y ponérsela a los bastidores. Me compré mi cajita de tachuelas y me di a la tarea de fijarla. No sabes cuan estresante es hacer eso, ya que la estiras de un lado y se mueve de otro, hay que tener mucho cuidado al fijarla ya que tiene que quedar lo más apretada posible y con la experiencia que tengo para hacer eso pues te has de imaginar como me estaba peleando con esa dichosa telita.


Muy bien, después de mas o menos un mes de haber vestido los bastidores con la tela, seguí con la tarea de investigar qué tipo de pintura es la que se usa para hacer el trabajo. Mi idea desde un principio era hacerlo en acrílico (o pintura de agua), no me quise aventurar a hacerlo en oleo por miedo a que si me equivocaba en algo ya no sabría como corregirlo y por eso dese un principio escogí acrílico (sin saber que en acrílico batallé lo mismo para corregir algún error).


Me dirigí a la tienda de pinturas que está enfrente de mi oficina a preguntar los precios y colores que necesitaba. La información que me dieron se me hiso bastante considerada para mi (hablo de que no era caro jejeje).


En esos días se conectó al Messenger Rodolfo Herrera, un excelentísimo pintor y artista que conozco y tengo la fortuna de considerarme su amigo. Y le dije:

-¡Rodolfo! Ya Dios te puso en este momento en mi camino!... y le empecé a contar el plan de mi “opera prima”.

Entonces al preguntarle qué tipo de pintura me recomendaba, él me sugirió una marca (no se si sea correcto mencionarla… pero lo voy a hacer: grumbasher) “es de las mejores para el trabajo que vas a hacer, cuesta como $85 pesos aproximadamente cada tubo”-

y le dije: - “pero la quiero hacer con pintura acrílica”,

-“¡claro! Esa es pintura acrílica, o de cual querías usar ¿comex?

- “de hecho… si” le contesté

- “pero por supuesto que no, esa déjala para pintar tu casa” me dijo.


Lo que no te conté era que la tienda de pinturas donde pregunté precios, no era una tienda especializada en pinturas de arte, sino una tienda distribuidora de pinturas para brocha gorda, o sea, para pintar casas, carros, rótulos, etc. Ahí me di cuenta de mi arrogancia y a la vez ignorancia, y también de mi taquañez, que por querer hacerlo yo mismo y ahorrar en todo, iba a hacer un trabajo muy pero muy mediocre.


Entonces puse singular atención a todas las indicaciones que Rodolfo me estaba dando para poder realizar de forma correcta mi pintura. Desde las medidas de pinceles, hasta los acabados que debía hacerle a la tela.


Bajando toda mi altivez, me dirigí ahora si, a una tienda especializada en arte y compré las pinturas y pinceles correctos, y también accesorios que iba a necesitar como godete, gesso para la manta y otras cosas más.


Pues ahí tienes que empiezo la labor como en otro mes después, porque como que ya me estaba dando miedito empezar a pintar, pero me dije a mi mismo: “mi mismo, tenemos algo que cumplir”.

Y lo primero era darle la base a la pintura.

Le apliqué el gesso a los tres bastidores y dejé que se secaran. Ya estaba emocionado por como se empezaban a ver (blancos. Así es como se veían), y empiezo a hacer los trazos para la idea que tenia.


Mi bosquejo principal era hacer un fondo cálido donde con una pintura textil, pudiera hacer en relieve una guitarra acostada simulando unas montañas, y en un poco mas de la mitad de los cuadros un pentagrama simulando una suerte de arcoíris donde tuviera las notas musicales de la pieza “how great thou art” y ese titulo ponerle a mi “obra”.


Pero al estar ya trabajando con los cuadros, me di cuenta que la proporción que tenían no se iba a poder acomodar el arcoíris que quería, ya que se iba a ver muy apelmazado todo, o sea, iba a tener demasiados elementos y no iba a dar la impresión que yo quería que diera, que es de proyectar paz y armonía en todos los elementos en conjunto.


Entonces tuve que borrar mi bosquejo y volverlo a formar, darle la proporción que necesitaba. Y observándolo me dí cuenta que el pentagrama que quería para las notas, quedarían bien simulando las cuerdas de la guitarra; así no robarían espacio al paisaje de fondo y estaría a tono con el concepto de arte, pero ¡como te duele deshacer algo que ya tenias preconcebido y volver a formarlo!


Si eres observador, ya te habrás dado cuenta que en toda esta labor de la pintura hay muchísimo esfuerzo. Mas del que yo me pude imaginar o dar cuenta al solo decir: “es muy fácil, solo armo los bastidores, les pongo manta barata, compro las pinturas que yo quiera y como se dibujar, las pinto y listo

Si en realidad queremos hacer algo que valga la pena y no sea solo “algo por hacer” nos va a costar en

“T O D O S L O S S E N T I D O S”.

Te va a demandar mucho de tu tiempo, mucho de tu dinero, mucha de tu paciencia, callar todas las voces externas y concentrarte en tu labor. Y sobre todo: ser humilde al grado de aceptar cuando estas en un error y permitir que tu obra se vuelva a borrar y volver a hacer las veces que sea necesario.


¿Sabes como reconocen los expertos en arte que la obra es autentica y genuina? Pues se acercan con una lupa muy potente a la pintura y observan muy minuciosamente cada error que tuvo el artista al hacer la obra.

Cada manchón de solvente para borrar sus trazos y volver a empezar con pinceladas nuevas tapando las antiguas, eso es signo de genuinidad.


La mejor obra de arte no es la que nunca tuvo ningún error. Al contrario, eso quiere decir que la obra es falsificada de la original.


Nunca te avergüences por los errores que hayas cometido en la vida.

Eso quiere decir que tu eres una obra de arte “autentica” con manchones y trazos que quedaron plasmados en

el lienzo de tu vida, pero no te quedaste sin resanar. Tomaste la decisión de levantarte y seguir adelante en este proceso de obra artística.


Si fuiste valiente y dejaste que Dios pasara su “oleo restaurador” por tu vida, entonces estas en las manos del mas grandioso artista que nunca jamás ha existido.


Solo tenemos que recordar que el Maestro no ha acabado su obra en nosotros, sigue haciendo los mejores trazos, dándonos de sus mejores pinceladas con colores cálidos llenos de amor y ternura, pero también borrando impurezas y permitiendo tonalidades de luz difusas e incomprensibles a primera vista que no entendemos muy bien pero si confiamos en este excelente creador de vida, sabremos que ha tomado las mejores decisiones del color en nosotros y al final se reflejará en nuestro lienzo y nos podremos presentar en una exposición donde todas las obras de arte que ha creado estarán presentes ese glorioso día.

Y podrá decir de nosotros: “esta es mi mas grande obra de arte”.


Al fin terminé mis cuadros y ahora penden en la pared de mi sala recordándome cada vez que los veo lo que costó hacerlos pero sobre todas las cosas: quien soy para Dios.

Esta es la razón por la cual quise ponerle el titulo de ese hermoso poema sueco, escrito en 1885 y hecho un himno icónico de la iglesia cristiana a mis pinturas: “How Great Thou Art” porque es grandioso su arte en nosotros.




Por: Juan Vizcarra.
13 de
mayo de 2010